martes, 2 de febrero de 2010

¿QUÉ PUEDE
UN HOMBRE?




“Dicen que el hombre
no es hombre,
mientras no oye su nombre
de una mujer”
                  Antonio Machado



Es baja, no llega al metro sesenta, unos treinta y siete años casada. La vida le ha dado dos hijos. Ahora piensa si la primera vez que lo miró no lo hizo encandilada. Ya no es lo que era, la debacle es inminente. No sabe lo que quiere, pero lo quiere ya, tal vez emulando al gastado refrán rockero. Un grupo de amigas ofician de consuelo y comienzan a hacerse eco de la breve crónica de un fracaso conyugal, como si se tratase de un espejo multiplicador de imágenes en donde el desahuciado yo de la diminuta mujer se refractaría en varios más. Comenzaron los comentarios, no se trataría de la señora en cuestión sino en un tema adueñado por el ávido colectivo femenino. Ya no era tan sólo el naufragio de un marido devaluado, sino la mira fue enfocada a la figura masculina en general: “Ya no hay hombres, Hombres eran los de antes”, “Son todos iguales…”, entre otros.

Abandonando las escenas de las vidas conyugales y retomando los dichos, se podría pensar que acuñan una pregunta que le es propia: ¿Qué quiere una Mujer? o mejor dicho ¿que desea una mujer? Es una pregunta que hizo historia en la humanidad y el Psicoanálisis intentó develarlo mediante la obra de Freud, la cual se dirige al desciframiento del supuesto enigma del alma femenina. No obstante debo advertir que cualquier interrogante del estilo mencionado, se haya destinado a permanecer abierto. Pero sin embargo, una mujer atravesada por un tratamiento analítico tiene la posibilidad de surcarlo, tomando así otra posición con menos sufrimiento ante el implacable interrogante.
Se tiene hasta aquí la queja, que es patrimonio del deseo femenino, enigma, pregunta, sin embargo hay algo más que viene a denunciar todo este conjunto de cuestiones y que devela un atisbo de verdad en relación a los hombres: las mujeres algo saben.
¿Qué sucede con el hombre de hoy? Sin lugar a dudas el hombre actual carga sobre sus espaldas el malestar propio que se encuentra agravado con el correr de las décadas. En otros tiempos se las ha ingeniado con tener a mano una galera y su respectivo conejo con el fin de inventar algún truco para salir airoso y sostener así su lugar como hombre. Si bien hoy posee la galera, el conejo se le viene escapando hace más de cuatro décadas, por adjudicarle una dimensión cronológica. ¿Por qué cincuenta años? Justamente desde los años sesenta hasta nuestro tiempo se ha incrementado la decadencia de la función paterna, viendo cuestionada la transmisión automática del nombre del padre a sus descendientes, o incluso, por citar un ejemplo, los últimos avances de los procesos biotecnológicos que permiten producir un ser humano, reduciendo al padre a un autómata donante de espermatozoides y nada más. Entonces tener la ciencia como aliada, en algunos casos no se necesitaría de una pareja para tener hijos. Por ende no se corren riesgos que implica el des-encuentro de  los sexos; incendiando los velos del amor, destituyendose el deseo, todo queda estático principalmente el lugar en donde vienen alojarse los hijos-objetos. Se disuelven entonces los lazos que unen a hombres y mujeres o mejor dicho son reemplazados por el aseguro de la tecnociencia, cuya consecuencia directa es el aplastamiento de la subjetividad.  El hombre se encuentra dolorosamente desestabilizado en su ser viril.
Tradicionalmente, en la sociedad patriarcal, los hombres representaban los valores de la autoridad y de combatividad, mientras tanto las mujeres se encargaban del hogar. Se tenía la disponibilidad de la esposa y de la madre que sostiene y acompaña. Al adquirir autonomía profesional y financiera, las mujeres trastocaron radicalmente el esquema. Tarde o temprano sería de mucha importancia pensar nuevamente la organización social.
Retornando a la mujer, su problemática es la del “querer”. La cuestión del deseo femenino prosigue igual y ahora se desdoblaría en su partenaire otra que podría ser formulada así ¿Qué puede un hombre? Poder en el sentido de realizar una acción, y sentirse potencialmente capaz. En este terreno es donde se siembran los interrogantes: ¿Podré lograrlo? ¿Tendré fuerza para lo que me piden? Dicho panorama angustia al hombre de hoy, como el temor de no estar a la altura de las circunstancias, especialmente cuando las mismas se enlazan a una mujer. El hombre al no poder dar respuesta acorde, comienza a producir síntomas: impotencia, eyaculación precoz, no se siente deseado, ataques de pánico, dificultades de no saber asumir la paternidad frente a sus hijos o la masculinidad frente sus amigos, entre otros ejemplos. Es un hombre desalentado y desorientado porque no tiene más que ofrecer y, en sí, lo que se pone en juego es que quiere ser amado no por lo que es sino por lo puede ser, hacer o dar. Además, por estas latitudes las crisis económicas se fagocitan cíclicamente las ilusiones que a muchos sostienen. El hombre se haya radicalmente en dificultades subjetivas, los trucos y los pases de magia ya no son lo que eran y el conejo hace tiempo que yace en la olla, el indómito mago es a esta altura un pobre aprendiz de brujo.
Por ende ¿Qué le resta hacer al Hombre?
Tal vez comenzar a interrogarse acerca de su malestar, y pensar que quizás las respuestas mágicas, que si bien las hay, sean insuficientes para esta instancia. ¿Cómo lograrlo entonces? , o mejor dicho ¿mediante que instrumento abordar la problemática? El Psicoanálisis tiene una propuesta diferente por hacer, debido a que invita a romper con los hechizos y mediante el trabajo analítico trazar nuevas y singulares coordenadas que posibiliten a un hombre plantearse que tiene para dar desde su “saber hacer” para así llegar a extraer de sí mismo más de lo que efectivamente es él. Eso es el “poder”: ser capaz de superarse y proyectarse en el futuro.
Por último ¿Qué maneras revestirá la relación de un hombre con una mujer dentro de veinte años? Un gran Misterio, es un enigma absoluto ¿que lazos inventaran los hombres y las mujeres para amarse? Tal vez no sea una mala alternativa confrontar las preguntas: ¿Qué desea una mujer?, ¿Qué puede un hombre? Es preferible la opción de la cual se desprendería un lazo social, que aquella que transita por veredas diferentes cuyo sendero no es ni más ni menos que la apuesta a la soledad más profunda, dónde el punto extremo es el aislamiento.
Tal vez el príncipe alicaído de hoy comience a parecerse en la actualidad al sapo que fue, pero sin la romántica dosis de esperanza de dejar de serlo. Se sabe bien que la trama es patrimonio de los cuentos infantiles. El desafío sería que tomara las riendas en el asunto y comenzara a buscar su lugar como hombre fuera del cautivante circuito de la ficción. En tal caso de ser así se desprendería un inquietante interrogante: ¿Podrá?...



P.D: Parecen que pudieron, compusieron esta hermosa canción.

7 comentarios:

  1. Buenísimo!!! Creo que si pensamos en el futuro de las relaciones...hay un lugar para analizar desde sus cambios y posibilidades socioculturales,"la madre/la mujer" en relación a cuarenta décadas atras...ya que en un punto de la demanda de mujer,somos responsables en las posibilidades del "poder"de los hombres como madres.amar generosamente...sin estragos....

    ResponderEliminar
  2. parece que la igualdad incomoda, supongo que como todo cambio lleva un tiempo de adaptacion pero no solo los hombres se pierden en sus deseos y busqueda de un lugar, las mujeres tambien oscilamos entre susanita y la mujer maravilla
    susanita nos frustra y la mujer maravilla nos agota y nos deja un poco solas
    tengo la impresion de que ambos extremos nos son inculcados, nos lo venden y compramos sin miramientos pero despues hay que "saber hacer"
    mas que magas, malabaristas

    ResponderEliminar
  3. Que increible video para acompañar un increible texto! Un abrazo grande Fabián y seguí adelante.

    ResponderEliminar
  4. Me encanta Fa ... que le estes dando a las personas que te queremos, la posibilidad de disfrutar de tus escritos, tan bellos ,tan tristes..., tan llenos de lindas y feas verdades.
    Esta muy bueno que te animes a expresar lo que muchos quizas no se atreven ni a pensar.
    muchos exitos!!! y espero por massss!
    Sandra

    ResponderEliminar
  5. VINILLO!!!...
    TA BUENO TU ESCRITO, BASTANTE CRUDO Y CONTUNDENTE...
    FELICITACIONES Y ESPERO POR MAS
    ARQ. ARIEL BOCARDO

    ResponderEliminar
  6. Leyendo y pensándolo bien, los hombres estamos complicados...

    ResponderEliminar
  7. Descubrí tu blog de casualidad, me ha gustado mucho, comparado con tanta pavada suelta en la web, es una apuesta interesante y variada. el post ¿que puede un hombre?. Me hizo pensar bastante. Que discurra la palabra...¡
    Leandro, Bs As.

    ResponderEliminar